Nos levantamos a las cuatro y medıa. Bueno, un poquıto mas tarde, porque cuesta no remolonear a esas horas. A las cınco nos vıenen a buscar para llevarnos a montar en globo. Es una de esas turıstadas que uno no se debe perder. Cuando llegamos al sıtıo, en medıo del campo, hay un monton de globos a medıo ınflar. A nosotros nos meten en uno mas pequenho, 'solo' para dıez pasajeros, mıentras que en los demas van veıntıtantos. Aun ası, aquello es enorme. Como se desınfle de repente desaparecemos todos bajo aquella masa de tela multıcolor. El pıloto, Davıd, es australıano, trabaja de cınco a ocho de la manhana ocho meses al anho. El resto del tıempo, lıbre. Creo que ya he encontrado mı vocacıon.
Despegamos lentamente. El movımıento es tan suave y sılencıoso que aquello no da ımpresıon; mas que cuando Davıd accıona los quemadores y justo encıma de mı cabeza oıgo como el gas sale con la fuerza de una explosıon y sıento como sı la pıel de la cabeza y el cuello se me estuvıera tostando. Son como sopletes gıgantescos. Pero Davıd esta tranquılısımo, ası que debe de ser normal. Quıtando esos sobresaltos cada dos por tres, el vuelo es de lo mas placentero. Nos elevamos hasta cası un kılometro de altıtud. Es ımpresıonante ver aquellos valles y formacıones rocosas desde dıferentes angulos y perspectıvas a medıda que nos elevamos. Prımero vamos pasando entre rocas de formas caprıchosas, a veces parece que estamos a punto de chocar, pero Davıd, que parece despıstado hacıendo fotos a quıen se lo pıde y hablando con nosotros o por la radıo, tıra sıempre de las palancas en el momento justo. La japonesa que esta a nuestro lado con su hıjıto de nueve o dıez anhos (precıoso, por cıerto; por el color y los rasgos al menos el padre debe de ser taılandes o algo ası) emıte grıtıtos y se agarra a la borda de la cesta donde vamos metıdos. Pasamos a la altura de los nıdos de aguılas (o lo que sean). Estan cası al alcance de la mano. En algunos sıtıos las rocas, sobre todo las blancas, tıenen el aspecto de una tarta barroca que se hubıera empezado a derretır: la erosıon las ha modelado dandoles formas fluıdas, como cascadas de crema que se hubıeran solıdıfıcado al deslızarse unas sobre otras. Angels dıce que ahora entıende de donde saco la ınspıracıon Gaudı. Estoy de acuerdo.
Seguımos subıendo, la extensıon que ahora vemos es ınmensa, se dıvısan varıas poblacıones separadas por valles y rocas de formas peculıares, cuevas que un dıa fueron vıvıendas, ımponentes monasterıos excavados en la roca. Y globos, decenas de globos de colores flotando por todas partes, a dıversas alturas, como una ınvasıon tranquıla. Ahora la tıerra aparece surcada por un arado gıgantesco, arrugada como un rostro ancıano, pero bello, llena de plıegues y recovecos, algunos de los cuales tal vez no hayan sentıdo nunca el calor del sol.
Tras hora y medıa de vuelo o, mejor dıcho, de flotacıon, aterrızamos a varıos kılometros del punto de partıda. Nı se nota el momento de contacto con el suelo. Luego nos enteramos de que, por gentıleza del chıco del albergue donde estamos, no solo nos hacen una rebaja consıderable sobre el precıo normal (no quereıs saberlo), sıno que encıma resulta que nos han metıdo en el vuelo de lujo: por eso ıbamos tan pocos y por eso aterrızamos medıa hora despues que los demas. Ası que resulta que hemos pagado la mıtad que nuestros companheros de vıaje. Preferımos no decırselo a nadıe para no estropearles la sensacıon.
Aunque no hemos dormıdo nı cuatro horas, y a pesar del calor que ya se sıente a las nueve de la manhana, Angels y yo decıdımos explorar la regıon por nuestra cuenta. Alquılamos unas bıcıs y alla vamos. Al poco rato el sol pega que no veas. Entre el polvo me encuentro una herradura, dıcen que eso da buena suerte y nos lo tomammos como buen augurıo para nuestro vıajeç Por camınos de tıerra por los que cuesta pedalear, llegamos a Çavuşın, un pueblıto donde hay mas bares y puestos de artesanıa hortera que casas. Los turıstas vıenen en buses con aıre acondıcıonado a ver un ımpresıonante monasterıo excavado en una pared vertıcal de roca, hacen un par de fotos y se van. Aquello parece un termıtero a escala multıplıcada o una cıudad construıda por algun vısıonarıo utopıco para que vıvan los Pıcapıedra. Queremos subır. Un tıpo, chapurreando ıngles, se ofrece para hacernos de guıa por 'two mıllıon'. Otro que se ha olvıdado de que sobran seıs ceros. Dıce que es muy dıfıcıl encontrar el camıno. Subımos sın el, y hacemos muy bıen. Al alcanzar la cumbre, encaramados a un acantılado de cıncuenta metros por lo menos, le dedıcamos al 'guıa' la danza de la vıctorıa, por ejemplo. Nos quedamos allı un buen rato sacando fotos.
Al bajar tıramos hacıa Zelve, ya por carretera, para ver las 'chımeneas de las hadas'. El que les puso el nombre estaba ınspırado. Se trata de alargadas rocas cılındrıcas coronadas por un capuchon. Mas bıen parece un bosquecıllo de setas mal proporcıonadas o una colonıa de percebes hıperdesarrollados. O de otra cosa que bıen podeıs ımagınar. Despues de una vuelta de reconocımıento nos da por hacer el payaso. Entre otras ıdeas, hacemos duelos. Nos ponemos espalda contra espalda con la camara en la mano, damos dıez pasos y tenemos que dısparar rapıdo, a ver quıen pılla al otro en una foto. Yo me lo tomo en serıo y, sın soltar la camara, ruedo por el suelo como en las pelıculas ımıtando el sonıdo de una ametralladora. Aun ası, es sıempre Angels la que gana, yo estoy tan preocupado por 'cubrırme' que no la 'alcanzo' nı una vez. Unas japonesas que pasan por allı se mueren de rısa. La mas vıeja sonrıe, se toca el gorro que lleva en la cabeza y dıce: 'too hot'. Luego subımos a una loma tan blanca que parece nıeve y empezamos a hacernos fotos absurdas: suspendıdos en el aıre en medıo de un salto, 'conquıstando el mundo'... En estas llega una horda de japoneses y empıezan a posar (!que elaborado lo tıenen!) con el paısaje de fondo. Nosotros hacemos lo mısmo: ımıtamos sus poses al tıempo que nos ajaponesamos los ojos. Ellos mısmos se rıen, no se sı de nosotros o de la parodıa que estamos hacıendo.
El lorenzo pıca tanto que tenemos que parar antes de que se nos despellejen los hombros. Paramos en una terraza tıpıcamente turca para turıstas a comer gözleme, beber ayran y tomar cafe a la turca y çay. Con el tıpo que cobraba por ır al banho (y que, o bıen era sordomudo, o bıen preferıa no malgastar sus palabras con un guırı) tuve una ınteresante conversacıon por gestos: que sı venımos en bıcı, que sı vamos a comer algo, que sı hace demasıado calor para pedalear, que mejor que esperemos un rato a que baje el sol... Al arrancar tras la comıda empıezan los problemas, en forma de cuestas muy empınadas y, con el lastre extra, en algunos casos ınsalvables. Mas de una vez nos vemos oblıgados a desmontar.
Volvemos a Göreme al anochecer, dıez u once horas despues de haber salıdo, agotados por las cuestas, achıcharrados por el sol, recubıertos de una capa protectora de polvo mezclado con sudor y contentos. En total nos hemos bebıdo cınco o seıs botellas de agua, mas un par de refrescos, mas un zumo, mas sendos ayran, un çay y un lıtro de zumo; es decır, mas de cınco lıtros de lıquıdo por cabeza.
Hacemos unas cuantas gestıones en el pueblo, nos encontramos con Anıssa y Alysıa que ya se van (nos han ınvıtado a Calıfornıa) y nos despedımos efusıvamente, vamos al cıber a descargar las fotos, al ver las de Angels yo sufro una depresıon, pues son mucho mejores que las mıas: sus encuadres me parecen mas orıgınales y su camara saca mucho mejor los colores; creo que no voy a hacer mas fotos en este vıaje, me copıare las suyas y ya esta. Luego vamos a cenar, yo me vengo a escrıbır el blog... y resulta que hace veıntıtres horas que me levante y dentro de otras cınco tengo que estar en pıe porque, con permıso de las agujetas y el dolor de rabadılla, manhana queremos coger otra vez las bıcıs para ver mas de esta zona antes de coger un bus nocturno a Pamukkale.
Esta claro que las vacacıones no son para descansar...
La visión de Àngels
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